Si hiciéramos caso únicamente a la información meteorológica que recibimos sobre el conjunto de este mes que hoy termina, deberíamos sentirnos un tanto desconsolados por las noticias de sequía y de temperatura, ciertamente excepcionales e insistentemente recibidas.
Sin embargo, desde nuestro refugio de aficionados a la música coral, podemos recurrir a una palabra que, a través de nuestros recientes ensayos semanales, nos inspira un pequeño atisbo de esperanza: la palabra “Hosanna” leída en la partitura del «Benedictus». De ella leemos en Wikipedia:
“La palabra hosanna (latín hosanna, griego ὡσαννά, hōsanná) deriva del hebreo הושיעה־נא, הושיעה נא hôshia-nā’ que es la forma corta para hôšî‘â-nā’ del arameo הושע נא que significa «salva, rescate, salvador».
En la Biblia se utiliza solo en el sentido de «ayuda, socorro» o «da(nos) la salvación» (Salmos 118,25).
Se utiliza en numerosos versículos del Nuevo Testamento, que incluyen «¡Hosanna! ¡Bendito es el que viene en el nombre del Señor!» (Marcos 11.9), «¡Hosanna en las alturas!» (Marcos 11.10); «¡Hosanna al Hijo de David!» (Mateo 21.9). La antigua interpretación «¡Salva(nos), ahora!», basada en el Salmo 118:25, no explica plenamente el uso de la palabra en los Evangelios como grito de júbilo, y esto ha dado lugar a discusiones complejas.
En un contexto litúrgico se refiere a una exclamación que expresa una apelación a la ayuda divina usada en los salmos y a una exclamación de júbilo en la liturgia cristiana y judía”
Pues eso. ¡Arriba esos ánimos! Sintámonos depositarios de unos buenos y animosos recuerdos de cuanto la música coral nos ha regalado durante estos treinta y un días del mes que acaba.
Hay esperanzas y hay expectativas.
Necesitamos ambas si queremos
seguir viviendo igual que siempre hacemos:
vistiendo de posible lo imposible.
Coral Ciudad de los Poetas 