Resultaría chocante de no ser lo más frecuente.

Hablo de esa parte de la vida que ocupa la inmensa mayoría del espacio disponible. Es nada más y nada menos que lo habitual. Uno se levanta, se asea, realiza lo que normalmente hace durante el día, se toma su trabajo, su descanso y su ocio hasta que su día se completa sin nada especial que enmarcar ni nada que encomendar a esplendorosas memorias ejemplares para el futuro.

Sin embargo, la mirada que dedicamos al exterior viene envuelta en el aura que construyen los medios de comunicación, tan debidos siempre a lo excepcionalmente feliz o desgraciado. Se trata de ese mundo que llama la atención por su rareza o por su peculiaridad. Lo habitual es propiedad de todos y todos pueden decir que eso ya se lo saben porque forma parte de lo cotidiano.

Digamos que en ese rincón de lo normal estriba la fuerza de nuestro espacio de actividad coral que algunas veces, como ayer, se ofrece a gente normal que dedica un tiempo no excepcional a escuchar lo no excepcional. A ellos les presentamos el resultado de ese tiempo de ocio que empleamos un grupo de aficionados a la música coral para compartir amistad y música. Por supuesto, el resultado no resulta ser nada del otro mundo sino nada más la exposición de una afición de aficionados. Algo, por supuesto, digno de ser presentado como fruto de momentos especiales conseguido por personas no especiales.

Es en ese contexto en que se puede consignar aquí lo que coralmente el empeño de nuestra directora ha logrado conseguir tras continuos esfuerzos de afinación, expresión y conjunción.

Durante una hora pusimos nuestro empeño en expresar coralmente sentimientos sobre lugares excepcionales (Locus iste), dolores inimaginables (Stabat Mater), Padre nuestro (Notre Père)  y diversos otros de diferentes contextos y apariencias (Benedictus, Signore delle cime, Maitia nun zira, Esta tierra, Allá va un encobijado, Bless my Lord, Lord I want, Halleluja y Jesus Christ you are my life).

Por supuesto que de lo que puede presumir el resultado de nuestra actuación no fue el de algo magistral sino de lo que justamente pretendía: ser la manifestación de una música hondamente trabajada y sentidamente expuesta.