Uno a menudo se enfrenta al día invadido por sensaciones contrapuestas acerca del mundo que nos ha tocado vivir. Se acumulan sentimientos de alegría y de pena, de temor y de ilusión, de entusiasmo o indiferencia. Lo cierto es que con el paso de los años es acogedor refugiarse en un pasado cuyo final y consecuencias conocemos ya y, sobre todo, del que hemos acumulado reservas para el presente que habitamos y para el futuro que nos espera.

La precedente disquisición no parece tener mucho que ver con la canción “Ay linda amiga” que tenemos programada para cantar con motivo del centenario del Greco. Pero nos ha parecido instructivo decir lo anterior para, al margen de cualquier otra reflexión,  considerar la vida como un lugar de encuentro en el que a veces la sorpresa insospechada de ciertas personas hace su aparición, acaso fugaz, para dejarnos un recuerdo tan fecundo como indeleble.

Quien esto escribe tuvo hace ya tiempo uno de esos encuentros con alguien que sin duda no sospechaba el duradero influjo que habría de dejar en él. Y no solo porque en momentos decisivos se registrara los bolsillos para dar todo lo que entonces llevaba encima y con ello sacar de un apuro a quien mucho lo necesitaba, sino porque, en un momento de confidencia manifestara su convencimiento de la facilidad con que se puede engañar a la gente sin dejar huellas y con gran apariencia de veracidad. Su experimento había consistido en la invención de falsedades más o menos creíbles y su propagación confidencial entre sus conocidos para comprobar cómo invariablemente volvían a él blanqueadas como dogmas absolutamente ciertos.

Ese encuentro pasaría definitivamente al pasado, ya que no al olvido, puesto que no tardaría mucho aquel buen amigo en probar el filo de la tijera con que la tercera Parca se aprestaba a dejarle imprevistamente exánime mientras se duchaba, ajeno totalmente a que su recuerdo iba a ser evocado muchos años después con motivo de una partitura musical .en que la verdad había sido falseada por un dicho repetido y quizás nunca contrastado.

En efecto. Intentemos en cualquier buscador seguirle la pista a esta obra escribiendo  “Ay linda amiga”. Acto seguido comprobemos la absoluta coincidencia de cuantos aluden a su origen en catalogarla como una obra anónima del siglo XVI perteneciente al Cancionero de Palacio. Inmediatamente pasemos a encontrarla en dicho Cancionero. Nosotros lo hemos intentado inútilmente en la edición facsímil del cancionero que tuvimos la suerte de encontrar a precio asequible después de mucho rebuscar entre libros descatalogados.

Cancionero Palacio 1 - copiaCancionero Palacio 2

Igualmente inútil resultó consultar la cuidada edición que Joaquín González Cuenca hace de las letras del Cancionero tal como aparecen publicadas por la editorial Visor.(Madrid, 1996).

Ni siquiera un profundo buceo en el ingente catálogo del hispanista británico Brian Dutton El Cancionero del siglo XV recogido por la Universidad de Liverpool en http://cancionerovirtual.liv.ac.uk/sources-dutton.htm dio el más mínimo resultado positivo en dicha búsqueda.

Convencidos de que la referencia al Cancionero de Palacio era una falsedad repetida, copiada y pegada ad infinitum gracias a la facilidad que a dicho engaño se presta internet, intentamos seguir otra vía apenas insinuada por una referencia hallada en una partitura catalogada en http://www.musicanet.org/cgi-bin/epeios.cgi?_target=gesbib&_language=fr&ApplyQuery=&!Profile=CRV&Pattern.43=162959&Table=19 y accesible en Pdf

Sin título

 

¿Podría resultar que, a fin de cuentas, se tratara de una letra popular cántabra armonizada por Eduarto M. Torner (por cierto el mismo autor del que cantamos en su día Como la flor) sobre una melodía renacentista de Luis de Milán) ?

Lamentablemente no se hace referencia de la página ni de la partitura a que se refiere.  El libro de música de vihuela de Luis de Milán está digitalizado completo en http://petrucci.mus.auth.gr/imglnks/usimg/9/91/IMSLP75130-PMLP150732-El_maestro-..pdf

Así que comprobamos inmediatamente que en las tres colecciones de canciones que recoge el libro para acompañar con vihuela no se encuentra la letra del Ay linda amiga. Dado que rastrear la melodía a partir de la notación para cifra que se encuentra en dicho libro era una labor ingente, procedimos a consultar en http://www.laguitarra-blog.com/2012/03/23/luys-milan-1500-1565-seis-pavanas-de-el-maestro/ la transcripción para guitarra que ya existe de las obras instrumentales de la obra, la  Fantasía tercera:

http://conquest.imslp.info/files/imglnks/usimg/d/d2/IMSLP185656-WIMA.0920-Milan_Fantasia3.pdf

o la Fantasía en cuarto tono:

http://www.laguitarra-blog.com/wp-content/uploads/2012/03/fantasia-del-cuarto-tono.pdf

Evidentemente era una labor que requería mucho tiempo y superaba nuestra capacidad. Así que nos resultó mucho más llevadero y efectivo recurrir a interpretaciones grabadas en YouTube:

https://www.youtube.com/watch?v=crKF3TrwoMM

https://www.youtube.com/watch?v=bN_WYs-85KQ

https://www.youtube.com/watch?v=hnlVbvXwUYM

La verdad es que hasta el momento no hemos sido capaces de encontrar nada indiscutible, pero podemos asegurar que hemos disfrutado escuchando música. La preciosísima voz de Monserrat Figueras parece entonar la entrada de la melodía del “Linda amiga” en el minuto 50 de su interpretación de las obras vocales del libro  de Luis de Milán. También nos ha parecido encontrar semejanzas en la primera Fantasía de dicho autor.

En fin, de ser cierto lo último que hemos dejado aún pendiente, lo definitivo sería una imposible consulta a Torner sobre el origen de la partitura que interpretamos.

Hasta ahora lo más fidedigno que hemos encontrado es esta partitura de «Claustrum Armónicum»

Ay linda amiga Torner (Claustrum Armonicum)

La verdad es que para nosotros no tiene demasiada importancia dicha procedencia con tal de que se sostenga el origen renacentista de la partitura por aquello de que pudiera ser contemporánea del Greco. En cualquier caso aseguramos a quienes sigan los enlaces en YouTube unos buenos momentos de grata audición.

Y, naturalmente, si queréis escuchar una buena interpretación de la obra que comentamos, no os perdáis esta:

O esta otra en versión contratenor y con referencias sefardíes:

 

 

Si alguien encuentra alguna aportación que añadir a esta entrada se agradecería. Mientras tanto quedémonos con lo verdaderamente importante que tenemos que aprender e interpretar: la música.