Una vez más, mirando a los últimos ensayos sobre los repertorios que las recientes circunstancias seguramente nos forzarán a aplazar, nos encontramos con la partitura “Negra sombra” que forma parte de nuestras obras preferidas desde bastante tiempo atrás.
No deja de ser motivo apropiado a los tiempos que corren el sumergirse en el tema de cuantas sombras vienen a ocultar la luz de nuestra vida habitual antes del presente estado de alarma. Está claro que cada uno tiene su propio ámbito de luces y sombras, así como su propio sentimiento interno de reacción ante las mismas. Cada uno se adentra desde el presente a su propio pasado y a su previsible futuro con una idea preconcebida de lo que allí considera luminoso y ensombrecido. Recordamos los brillantes momentos del pasado que se nos han quedado -quizás un tanto engrandecidos- como paradigma de felicidad. Igualmente proyectamos hacia lo venidero la ilusión alcanzable de plenitudes asequibles. Quizás en medio de todo el panorama de íntima autenticidad que la reclusión propicia, nos quede facilitada la visión vital de un vasto y profundo paisaje en el que estamos inmersos. Quizás también la música y el poema que hoy nos convocan puedan servir de enriquecimiento interno avocados a un futuro más luminoso que el posiblemente neblinoso presente.
Ya el 7 y el 11-4-2016 tratábamos ampliamente el tema de la conocidísima obra de Rosalía de Castro y su versión coral hecha por Xoan Montes.
Allí citábamos este poema de Rosalía:
“Negra sombra Cuando pienso que te huyes, negra sombra que me asombras, al pie de mis cabezales, tornas haciéndome mofa. Si imagino que te has ido, en el mismo sol te asomas, y eres la estrella que brilla, y eres el viento que sopla. Si cantan, tú eres quien cantas, si lloran, tú eres quien llora, y eres murmullo del río y eres la noche y la aurora. En todo estás y eres todo, para mí en mí misma moras, nunca me abandonarás, sombra que siempre me asombras. (Versión al castellano de Juan Ramón Jiménez) VERSIÓN ORIGINAL EN GALLEGO: Cando penso que te fuches, negra sombra que me asombras, ó pé dos meus cabezales tornas facéndome mofa. Cando maxino que es ida, no mesmo sol te me amostras, i eres a estrela que brila, i eres o vento que zoa. Si cantan, es ti que cantas, si choran, es ti que choras, i es o marmurio do río i es a noite i es a aurora. En todo estás e ti es todo, pra min i en min mesma moras, nin me abandonarás nunca, sombra que sempre me asombras. Rosalía de Castro, de Follas novas, 1880”
Una curiosa información se encuentra en un comentario que allí citábamos:
“No es muy conocido el hecho de que Rosalía se inspiró para el “Negra Sombra” en un poema del poeta compostelano Aurelio Aguirre (1833- 1858) , escrito bastantes años antes, “El murmullo de las olas”. Puede verse que prácticamente todos los elementos poéticos de “Negra Sombra” están presentes en el poema de Aurelio Aguirre:
"Dime tú, ser misterioso que en mi ser oculto moras sin que adivinar consiga si eres realidad o sombra ángel, mujer o delirio que, bajo distintas formas a mis ojos te apareces con la noche y con la aurora y a todas partes me sigues solícita y cariñosa y en todas partes me buscas y en todas partes me nombras y estás conmigo si velo y si duermo, en mi reposas y si suspiro, suspiras y si, triste lloro, lloras ¡Oh!… Dímelo, tú lo sabes…”
Todo lo anterior, internamente asimilado, nos puede dejar en la favorable tesitura de disfrutar escuchando este poema original subtitulado:
Tras escucharlo no puede uno por menos de suscribir uno de los comentarios leídos en YouTube:
“Nom há poema mais universal e profundo que este da nossa literatura e da nossa grande poetisa Rosalía. Nom conheço outro equiparável noutras literaturas da Europa Ocidental! E tinho lido em 6 línguas modernas! (português, francês, inglês, alemám, neerlandês, espanhol) Em nenhuma destas literatura encontri um poema com mais profundidade humana, nem maior força lírica e dramática.!!! É a nossa língua junto com o português, a língua da saudade e da metafísica!”
No vemos mejor modo de acabar que con esta magnífica versión instrumental y coral del Orfeón Donostiarra.
Sean todos nuestros momentos luminosos sin más sombra que la que haga resaltar la grandeza de la luz ocultada. Convocaremos la más absoluta de las cegueras para magnificar el más anhelado de los deslumbramientos.